sábado, 19 de septiembre de 2015

Liderazgo en 500 palabras


Desde siempre se están dando consejos de cómo ser mejor líder, o incluso, válgame la osadía, de cómo aprender a ser un líder.  No sé si decir que horror o que error. Todos somos líderes, siempre, de alguna manera, porque al final un líder es el que toma decisiones dentro de un grupo, o simplemente, inicia y prepara el camino para que se tome una decisión.
Pero en la vida hay que ser humildes, y saber cuál es nuestro sitio en cada momento, cual es nuestra posición, y aunque seamos jóvenes y pensemos que aún nos queda mucho para poder ser jefe de equipos, hay cualidades que se deben fomentar desde muy temprano, y tener en cuenta que el tiempo pasa muy rápido, quizás demasiado.
En una entrevista laboral siempre te preguntan si alguna vez durante tus estudios o en anteriores trabajos has estado a cargo de equipos de trabajo. La respuesta afirmativa es la que estará esperando el reclutador por tu parte, y es la que debes de darle, pero siempre desde la razón y con claros objetivos.
Y aunque el liderazgo sea innato en algunas personas, se puede fomentar y educar; sobre todo porque el concepto de jefe ha cambiado al concepto de líder.
Dentro de ese aprendizaje lo primero que tenemos que hacer es observar y aprender, porque todos los que están por encima y por debajo dentro de la pirámide laboral nos pueden aportar algo. Hay que extraer todo lo que hacen bien y llevarlo a nuestro terreno, creando nuestra propia versión de los hechos. El liderazgo es una extensión del respeto, y el respeto es algo que se debe ganar.
Encuentra alguien de tu confianza que será tu ‘mentor’, que sea tu aliado y que te explique, tomando un café o dando un paseo, su experiencia en la vida.  Nadie llega donde está sin luchar constantemente por conseguir sus metas.
Aprende de la historia, de la actual, de la clásica, incluso de la propia historia de ficción de los grandes líderes.  Ellos ya han pensado todo esto, o alguien lo ha pensado por ellos, y son claros referentes que no debemos desaprovechar.
Pon todo esto siempre en práctica y en cuestión, no hay que dar nada por bueno  sin tu propia experiencia.  Utiliza para esto a tus amigos, a tu familia, a tu círculo más cercano.  Aprovecha las cosas cotidianas para ser un líder, en los planes del fin de semana, organizando el menú semanal de la casa.  Motiva la discusión para que la toma de decisiones sea una realidad, y serán tus pequeños logros que te harán pasar de la teoría a la práctica.
Y por último, y no menos importante, demuestra que eres una persona en la que se puede confiar.  Ante todo, la imagen que deberemos de transmitir hacia nuestro equipo será la de una persona en la que podemos confiar en caso de que tengamos algún problema o en caso de que queramos delegar alguna responsabilidad.


Suerte.   Manuel Navarro Mármol.  Arquitecto